Profiles in Prevention

Irinel Rotariu

Rotariu Irinel Iasi

Irinel Rotariu es Coronel Magistrado y fiscal militar en la Fiscalía Militar de Iași, Rumania. Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Alexandru Ioan Cuza en Iași, Rumania, donde, desde 2007 se desempeñó como Profesor Asociado. Actualmente realiza estudios doctorales en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Ciencias Políticas Sociales de la misma universidad. Desde mayo de 2018, ha sido el punto de contacto nacional del Ministerio Público Rumano para la Red Europea para la Investigación y el Enjuiciamiento del Genocidio, Crímenes contra la Humanidad y Crímenes de Guerra de Eurojust. Desde entonces, también se ha desempeñado como Punto Focal de la Red Nacional de Rumania para la Prevención del Genocidio y la Investigación Multidisciplinaria de Fosas Comunes.

¿Podría contarnos sobre la Red Nacional de Expertos de Rumania para la Prevención del Genocidio y la Investigación Multidisciplinaria de fosas comunes? ¿Por qué estos dos problemas están tan estrechamente vinculados en Rumania?

La Red Nacional de Rumania para la Prevención del Genocidio y la Investigación Multidisciplinaria de Fosas Comunes se estableció en septiembre de 2018 como una iniciativa de cooperación entre el Ministerio Público Rumano, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rumania y el Instituto Auschwitz para la Prevención del Genocidio y las Atrocidades Masivas (anteriormente conocido como el Instituto Auschwitz para la Paz y la Reconciliación). A través de las actividades de la Red Nacional de Rumania, estamos tratando de crear conciencia entre los funcionarios públicos – en particular fiscales, jueces, policías, antropólogos, maestros e historiadores – sobre el genocidio y las atrocidades masivas. Para hacer esto, usamos casos de estudio de nuestras actividades como investigadores para comunicar estos hechos, muchos de los cuales son desconocidos por estos profesionales, a pesar de que son hechos de nuestra historia nacional reciente.

A través de esto, llego a la segunda parte de mi respuesta: investigué un caso de genocidio en 2010 en cooperación con el Instituto Nacional Elie Wiesel para el Estudio del Holocausto en Rumania. Descubrimos y develamos una fosa común cerca de Iași, en el noreste de Rumania. La tumba contuvo 36 víctimas: hombres, mujeres y niños. Durante la siguiente investigación, establecimos que eran judíos de Besarabia, una región que se encuentra en los países actuales de la República de Moldavia y Ucrania. Fueron asesinados por el ejército rumano y probablemente por las fuerzas armadas nazis alemanas durante los primeros días de la Segunda Guerra Mundial. Además, demostramos que fueron asesinados sin ningún tipo de juicio y/o justificación aparte de su “culpa” de ser judíos. Este fue un momento tremendamente difícil para mí y para mis colegas de la Fiscalía Militar en Iași.

Otro momento importante en mi carrera fue las investigaciones que hice sobre los crímenes del régimen comunista en Rumania y la represión del pueblo rumano que se opuso al Partido Comunista. ¡Así como cuando investigamos una fosa común cerca de Iași en 2015 descubrimos 206 víctimas y pudimos establecer que, de hecho, eran guerreros medievales!

Para mí estaba claro que estas experiencias deben compartirse con la sociedad en general y particularmente con las personas involucradas en este tipo de investigación por dos razones principales. En primer lugar, la verdad de estos crímenes debe revelarse como una condición para evitarlos en el futuro. Segundo, los profesionales relevantes deben aprender de estos crímenes y cómo manejar estos casos como resultado de estudiar los aspectos sociales y los aspectos técnicos de investigación del genocidio y las atrocidades masivas.

¿Cuál es su papel en la Red Nacional? ¿Cuáles son las prioridades actuales de la Red y sus planes para el futuro cercano?

Soy un fiscal militar, un investigador criminal, pero en la Red Nacional Rumana, sirvo como punto focal. Concretamente, esto significa que soy un facilitador y un organizador junto con mis colegas. Después de todo, soy un hombre muy preocupado por la prevención de estos crímenes de alto nivel. De este modo, trabajo para convocar personas y recursos y así posibilitar la creación de valor social.

La Red Nacional tiene tres prioridades: educación, educación y educación. En 2020, planeamos continuar la serie de seminarios que comenzamos en 2018 y 2019 con un seminario en Timișoara y București y avanzar en el desarrollo de nuestras actividades para la prevención. Esto último puede tomar la forma de desarrollar programas específicos para las escuelas de derecho, así como el Instituto Nacional de Magistratura y varias instituciones militares rumanas, particularmente el Ejército y la Policía. También tenemos la intención de invitar a representantes de la Red de Investigación y Enjuiciamiento de Genocidio, Crímenes contra la Humanidad y Crímenes de Guerra de Eurojust como instructores a algunos de nuestros seminarios, con el fin de que expongan sobre temas relacionados con crímenes internacionales fundamentales en la Unión Europea y en todo el mundo.

¿En su opinión, cuales son las acciones y políticas más eficaces en la prevención de atrocidades masivas a largo plazo?

Creo que la prevención se basa, en primer lugar, en el sentido común y el compromiso. Siempre creí en la educación como una solución para los problemas sociales y una herramienta muy útil en la prevención del crimen. Probablemente esto se deba al hecho de que he enseñado en la facultad de derecho durante más de una década, pero soy consciente de que tenemos que educar a los educadores y también que la educación debe ir acompañada de la participación de legisladores y los servidores públicos. Es necesario que ellos conozcan y reconozcan los signos de conflicto dentro de la sociedad a través de un enfoque de prevención de atrocidades. En este contexto, una condición es tener un buen nivel de conocimiento de la historia reciente.

También hemos visto que compartir nuestras experiencias profesionales es una herramienta útil para promover este tipo de conocimiento. En Rumania, comenzamos diciendo la verdad sobre el Holocausto y los crímenes cometidos por el régimen comunista. Esta es una tarea importante que la sociedad rumana debe continuar. Las generaciones futuras deben aprender sobre las experiencias que hemos tenido. Necesitan comprender una lección muy importante que aprendimos al realizar nuestras investigaciones sobre fosas comunes: tenemos que garantizar la seguridad de nuestra sociedad tanto en el presente como en el futuro. Este es también un buen punto desde el cual podemos desarrollar políticas y medidas para la prevención.

¿Cuáles son las razones que le han llevado a trabajar en el campo de la prevención del genocidio y atrocidades masivas? ¿Quién o qué le inspira o motiva en su trabajo?

En primer lugar, la prevención es una parte de mis actividades como fiscal. Hago el trabajo de prevención en relación con delitos ordinarios en unidades militares como parte de mi puesto. Con respecto a la prevención del genocidio y atrocidades masivas, mi idea inicial fue escribir un libro sobre la fosa común de Popricani junto con algunos de mis colegas de la investigación, que todavía está en la fase del proyecto. Sin embargo, mis colegas del Ministerio de Relaciones Exteriores– debo mencionar en particular a la finada Embajadora Mihnea Constantinescu – y otros que no he citado aquí, me informaron sobre la oportunidad para realizar educación y acción más amplia y eficiente.

Al reflexionar sobre el pujante proyecto de la Red Nacional, me di cuenta de que la historia de Popricani debe ser conocida por su valor como herramienta preventiva. Además de esto, participé en este esfuerzo de sensibilización como una forma de reparación personal, como un compromiso con la justicia para las 36 víctimas judías que habían estado en el suelo durante casi 80 años y los millones de rumanos perseguidos por el régimen comunista. Tuve la suerte de tener al Instituto Auschwitz como un gran socio. Allí conocí personas maravillosas y aprendí mucho de su equipo. De hecho, todavía estoy aprendiendo sobre prevención.

Por último, pero no menos importante, debo mencionar el apoyo que he recibido y sigo recibiendo del jefe del Ministerio Público rumano, en particular del Sr. Augustin Lazăr, el ex Fiscal General, los Diputados del Fiscal General la Sra. Laura Oprean, el Sr. Bogdan Licu, el Sr. Răzvan Radu y, por supuesto, el Fiscal General Militar, el Teniente Magistrado Gheorghe Cosneanu. El Sr. Augustin Lazăr, por su parte, apoyó y participó del lanzamiento de la Red Nacional en 2018, mientras que los dos últimos son miembros de la Red y participan activamente en los seminarios que organizamos en septiembre de 2019 en Iași y Cluj.

En términos de inspiración para la prevención del genocidio y otras atrocidades masivas, la noción de justicia es la que me inspira. No puedo aceptar la injusticia y el crimen sin hacer nada. Esta es la razón por la que quería ser fiscal. Si bien no pudimos enjuiciar a los asesinos de Popricani, pues ya habían sido investigados por el régimen comunista y siendo que hasta ahora hemos identificado solo a algunos de los perpetradores comunistas, podemos decir la verdad sobre las víctimas. Este es un verdadero acto de justicia para mí.

En segundo lugar, desde mi perspectiva, después de la justicia viene el deseo de construir una sociedad rumana más fuerte y segura. Esta es una sociedad en la que el genocidio y las atrocidades solo deben ser un mal recuerdo.

Tercero, la sensación de intolerancia que siento y veo que hay en nuestra sociedad me inspira para continuar este trabajo. Los rumanos todavía están aprendiendo sobre la tolerancia, sobre ser diferentes y sobre como aceptar personas que son diferentes. Este no es un proceso fácil, ya que las personas deben aprenderlo. En este sentido, siento que nuestro trabajo puede crear valor social. Cuando veo casos de discriminación en Rumania o delitos en países de todo el mundo con motivos basados en la raza, el sexo o la religión, me siento más motivado y comprometido a trabajar en la prevención.