Profiles in Prevention

Francisco Celso Leitão Freitas

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Francisco Celso Leitão Freitas es profesor de historia y director pedagógico de la Associação Respeito e Atitude (AREA) en Brasil. Especialista en educación inclusiva y productor cultural, Francisco es creador y colaborador de varios proyectos educativos y culturales destinados a empoderar a los jóvenes negros, pobres y periféricos en el Distrito Federal – Brasil.  El impacto de sus intervenciones pedagógico-culturales fue reconocido en una seria de premios, incluyendo el Premio HIP HOP ZUMBI (2011 y 2012), el Premio IFÁ AJE (2012), el Premio de Cultura y Ciudadanía (2016) y el Premio Itaú Unicef ​​(2017 y 2018). Además, en 2020, Francisco Celso ganó el Sello de Prácticas Innovadoras en las Escuelas Públicas del Distrito Federal y se encuentra entre los 50 finalistas del Premio Global Teacher Prize, convirtiéndose así en embajador de la Fundación Varkey en Brasil. Después de participar en la capacitación organizada por el programa de Política Educativa del Instituto Auschwitz, la Secretaría de Educación de Brasilia y la Procuradoría Federal de los Derechos de los Ciudadanos de Brasil en marzo de 2019, Francisco Celso fue responsable junto con sus colegas de desarrollar el proyecto Ciudadanía y democracia desde la escuela con 25 alumnas de la Unidad Socioeducativa de Santa María.

¿Cómo comenzó su trabajo educativo en el área de la socioeducación? ¿Quién y/ o qué le inspira a continuar con ese trabajo?

Soy profesor de Historia y formo parte del personal docente de Brasilia, Distrito Federal desde 2008. Siempre he trabajado en escuelas de gran vulnerabilidad social ubicadas en regiones periféricas de Brasilia. Me gusta dar clases a los hijos e hijas de la clase trabajadora, porque yo soy uno de ellos y ellas, me identifico con ellos y ellas y creo en ellos y ellas. Mi actuación pedagógica siempre se ha enfocado en los valores de la cultura de paz y los derechos humanos, utilizando los diversos lenguajes artísticos, especialmente el RAP, como herramienta.

Profesor Franciso Celso en la formación del AIPG en 2019

Mis intereses en estos temas me llevaron a trabajar como coordinador del Centro de Asistencia a la Diversidad Étnico-racial de la Coordinación de Educación en Diversidad de la Secretaría de Educación Básica del Distrito Federal durante los años 2013 y 2014. Durante este período tuve mi primer contacto con el sistema socioeducativo, cuando me invitaron a realizar una actividad de formación con el grupo de docentes de la unidad de internación de Recanto das Emas en Brasilia. En seguida me di cuenta de que los adolescentes de aquel lugar constituían un grupo de extrema vulnerabilidad, que necesitaba más atención, afecto y empatía. Fue entonces que decidí asumir el desafío de trabajar en el sistema socioeducativo y, desde 2015, soy docente en la Unidad de Internamiento Santa María / DF – UISM – donde doy clases de historia y desarrollo el Proyecto RAP (Resocialización, Autonomía y Protagonismo).

Lo que me inspira a seguir trabajando en el sistema socioeducativo es ver cómo, a través del Proyecto RAP, estamos colaborando en el proceso de resocialización algunos graduados del sistema socioeducativo, que hoy hacen parte de la escena del HIP HOP en el Distrito Federal, componiendo sus letras y participando en Saraos, Batallas de Rima, Slam’s de Poesía, seminarios, y campañas publicitarias.

En su trabajo, ¿cómo y por qué comenzó a preocuparse por traer nuevas formas de trabajar con los jóvenes? ¿Qué caminos decidió explorar? Puede explicar un poco sobre sus proyectos.

Además de ser profesor de Historia, soy productor cultural y siempre he usado diversos lenguajes artísticos como herramienta pedagógica, ya que entiendo que el arte consigue tocar las mentes y los corazones de las personas más allá de lo que lo hace cualquier discurso elocuente.

Cuando comencé a trabajar en el sistema socioeducativo, me di cuenta de que los jóvenes no se reconocían en las historias contadas en los libros de texto, pero que si se identificaban con las historias narradas en las letras de RAP. A partir de entonces, comencé a usar el RAP como pretexto para plantear un debate en torno al eje de Derechos Humanos, Diversidad y Sostenibilidad del Currículum de Educación Básica en el Distrito Federal, transversalizando los contenidos de mi componente curricular, que es la Historia. De ahí surgió el Proyecto RAP.

Foto: Bárbara Figueira

El Proyecto Pedagógico / Cultura titulado RAP- (Resocialización, Autonomía y Protagonismo) en alusión al género musical RAP, que significa Rhythm and Poetry (Ritmo y Poesía) – utiliza la musicalidad y la poesía del RAP como herramienta emancipadora, pedagógica y capaz de promover los valores de la cultura de paz y derechos humanos con su trasfondo histórica. Desde 2015, el proyecto ha servido para trabajar con adolescentes en privación de libertad y régimen de socioeducación, en la Unidad de Internación Santa Maria, donde el 80% de los estudiantes se declara negros y el 100% son residentes de las regiones periféricas del Distrito Federal y sus alrededores.

Nuestra propuesta con el proyecto es contribuir reducir las causas de exclusión, haciendo que los y las jóvenes potencialicen su transformación a través del arte y la cultura. Además de RAP, promovemos otras actividades que, basadas en los valores de la cultura Hip Hop, dialogan con varios lenguajes artísticos como el cine, el teatro, la poesía, o la literatura marginal, entre otros, a través de las actividades como el Sarau Dá a Voz, el diálogo “Abre a Roda”, Cine Debate “RacioCine” y el festival de música “No Ritmo da Socieducação”

El lenguaje marginal-periférico del RAP, como parte de la cultura urbana y, especialmente, la cultura Hip Hop, que está muy presente en la vida de los adolescentes en cumplimiento de medidas socioeducativas, resultó ser muy atractivo para los estudiantes. Al asociar este lenguaje con otros contenidos significativos, el proyecto ayuda a fomentar el pensamiento crítico entre los jóvenes sobre la realidad que experimentan y estimula en la creación de estrategias para enfrentar las dificultades relacionadas las condiciones de vulnerabilidad social en la que muchos de ellos se encuentran.

Uno de los miembros del proyecto RAP que participa en el evento de clausura organizado en Brasilia en noviembre de 2019.

Aprender a escribir mejor, a expresarse oral y corporalmente, el aumento del poder de argumentación y la autoestima, fueron los resultados más evidentes y ese diálogo con los valores de la cultura de paz y derechos Humanos que fueron los ejes rectores de los objetivos que nos propusimos.

En 2017, el proyecto ganó la etapa local del Premio Itaú Unicef, y en 2018 año siguiente fue premiado en las etapas locales, regionales y nacionales del mismo premio. En 2019, el video clip “18 Razones (para no reducir la edad de responsabilidad penal)”, protagonizado en su totalidad por los jóvenes atendidos por el proyecto, se mostró en el Cine Brasilia durante el 52º Festival Brasileño de Cine Brasileño y el documental “Egressos” (En libertad) recibió los premios de mejor película del jurado técnico, mejor película del jurado popular, mejor fotografía y mejor banda sonora en la VI Mostra Cine Braza. En 2020, recibimos el Sello de Prácticas Innovadoras en Educación Pública en el Distrito Federal y este año estoy entre los 50 finalistas del Premio Global de Maestros (considerado el “Nobel de Educación”).

Pensando en un marco más amplio, ¿cómo ve este trabajo y la educación en general, contribuyendo a la prevención del genocidio y otras atrocidades masivas?

A lo largo de los procesos históricos, en la escalada de violencia, los genocidios y otras atrocidades masivas están precedidos por otras violaciones de los derechos. En este sentido, la educación es una parte fundamental para prevenir y enfrentar esta violencia.

En Brasil, hay en marcha un genocidio y encarcelamiento de jóvenes, especialmente los jóvenes negros pobres y periféricos. Según datos del Instituto de Investigación Aplicada sistematizados en el Atlas de la Violencia 2019, en 2017, 35.783 jóvenes fueron asesinados en Brasil. Esta cifra representa una tasa de 69.9 homicidios por cada 100 mil jóvenes en el país, una tasa récord en los últimos diez años. Los homicidios fueron la causa del 51.8% de las muertes entre los jóvenes de 15 a 19 años; 49.4% para personas de 20 a 24 años; y 38.6% de muertes entre jóvenes de 25 a 29 años. Así, en 2017 los homicidios fueron la principal causa de muerte entre los jóvenes brasileños. Además, según IPEA, el 75.5% de las víctimas de homicidio eran personas negras.

Foto: Bárbara Figueira

En relación con el sistema permisionario, según datos del Consejo Nacional del Ministerio Público sistematizados en el Proyecto Sistema de Prisiones en Números, Brasil tiene la tercera población carcelaria del mundo con más de 700 mil detenidos. Entre los presos, el 61.7% son negros o pardos. Vale la pena recordar que el 53,63% de la población brasileña tiene esta característica. Por el contrario, los blancos son el 37,22% de los presos, y el 45,48% en la población general. Además, según el Departamento Penitenciario Nacional, en 2014, el 75% de los reclusos sólo ha completado la educación primaria, lo cual es un indicador de bajos ingresos. En el Sistema Socioeducativo no es diferente, hay una gran mayoría de negros, pobres y personas periféricas con baja escolaridad.

Dado este, entendiendo que, para enfrentar el genocidio y el encarcelamiento de la juventud, especialmente la juventud negra, pobre y periférica, necesitamos acciones locales con efectos globales, y acciones globales con efectos locales. El Proyecto RAP es una acción local, con un público específico, pero sus efectos son globales y su metodología puede replicarse en otros contextos.

En su opinión, ¿qué proyectos o acciones han sido particularmente exitosos para enfrentar los desafíos que enfrentan usted y sus estudiantes? ¿Qué acciones o políticas públicas podrían apoyar mejor iniciativas como estas?

En el sistema socioeducativo, las acciones más efectivas son aquellas que parten de la realidad de los estudiantes, valorando sus conocimientos previos, sus alfabetizaciones y su forma de ser, actuar, pensar y expresarse. Los enfoques tradicionales en el sistema socioeducativo están condenados al fracaso, de hecho, los socioeducandos no se han adaptado a tales enfoques cuando estudiaban en escuelas regulares.

Otra gran particularidad del sistema socioeducativo es la rotación: los alumnos que tengo hoy no son los mismos que tendré la próxima semana.  Los profesores tenemos que planificar clases que sean significativas para los socioeducandos en este momento, porque mañana puede ser que ya no tengamos contacto con ellos.

El principal problema en el sistema socioeducativo, en mi opinión, es la falta de una política pública efectiva para monitorear a los graduados, porque cuando están cumpliendo con la medida socioeducativa y asistiendo a clases en el centro de enseñanza, los profesores conseguimos llegar a muchos de ellos y colaborar con su proceso de re-socialización. Sin embargo, cuando terminan de cumplir la medida socioeducativa, vuelven al mismo ciclo de violencia y violación de derechos que es difícil de romper.

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