Profiles in Prevention

Ruth Meyre M. Rodrigues

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La Dra. Ruth Meyre M. Rodrigues es maestra de portugués en el Sistema Público de Educación del Distrito Federal de Brasil. En 2016, se convirtió en funcionaria pública, desempeñando el cargo de Directora de Educación Rural, Derechos Humanos y Diversidad en la Secretaría de Educación del Distrito Federal. La Dra. Meyre M. Rodrigues es doctora en Educación por la Universidad Estatal de Campinas (UNICAMP), donde formó parte de una línea de investigación denominada “procesos de exclusión e inclusión social y escolar: racismo y prácticas sociales”.

Es miembro del Grupo Audre Lorde de Estudios e Investigación en Educación, Raza, Género y Sexualidades de la Universidad Federal Rural de Pernambuco y de la Universidad de Brasilia, promoviendo los estudios sobre las intersecciones entre género, raza y sexualidad así como sus proyecciones en las políticas educativas y públicas. La Dra. Meyre contribuye a prevenir el genocidio y otras atrocidades masivas mediante la promoción de los derechos humanos como académica, profesora y funcionaria pública que promueve la inclusión de las minorías y los grupos históricamente excluidos en la educación, como las mujeres, las personas de bajos ingresos y las personas afrodescendientes en Brasil.

Trabajó como directora de Educación Rural, Derechos Humanos y Diversidad de la Secretaría de Educación del Distrito Federal. Fue asesora del Consejo Distrital de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos y actualmente es asesora del Consejo de los Derechos del Niño y del Adolescente del Distrito Federal. Como directora de Educación Rural, Derechos Humanos y Diversidad de la Secretaría de Educación, ha contribuido desde 2018 al trabajo de AIPG apoyando la implementación del proyecto Ciudadanía y Democracia desde la Escuela del Programa de Políticas Educativas Warren (WEPP, por sus siglas en inglés) en las escuelas de Brasilia. También ha trabajado en colaboración con AIPG para difundir y consolidar la iniciativa entre profesores y estudiantes. Además, ha formado parte de la formación de profesores del WEPP como ponente, enseñando sobre estudios de intersecciones entre grupos minoritarios.

¿Cómo comienza su trabajo en el ámbito de la educación y los derechos humanos? ¿Quién y/o qué le inspira a continuar este trabajo?

Los primeros contactos con los debates en el ámbito de los Derechos Humanos nacieron en mi proceso de acción sindical. El debate sobre las desigualdades socioeconómicas, que inicialmente se centró en la comprensión de cómo el modo de producción capitalista promueve una organización social injusta y divisiones en clases sociales antagónicas, se fue ampliando hacia lecturas e interpretaciones de la realidad que consideran diferentes mecanismos de subordinación y exclusión basados en la pertenencia étnico-racial, la identidad de género, la orientación sexual y la edad, entre otros, que repercuten en diversas formas de vulnerabilidades y jerarquías sociales.

Dentro de este proceso, puedo señalar tres inspiraciones principales:  Una está en la acción y la lucha de los movimientos sociales. La segunda surge del diálogo con niños, adolescentes y jóvenes ávidos de oportunidades y voces. La tercera inspiración es el deseo de dejar un mundo mejor para las generaciones futuras.

 ¿Cómo y por qué comenzó su preocupación por la inclusión y la igualdad racial en la educación? Cuéntenos un poco sobre sus proyectos como directora de Educación Rural, Derechos Humanos y Diversidad.

Al considerar la forma en que el racismo define los roles sociales y que la escuela es un lugar de producción y reproducción de prejuicios y procesos discriminatorios étnico-raciales, llegué a comprender el papel de los profesionales de la educación en la lucha contra el racismo, que se construyó históricamente y sigue reforzándose y adaptándose a los diferentes contextos sociales.

 Debido a las estructuras sociales que promueven la desigualdad y las prácticas segregacionistas, queda claro por qué sigue siendo ventajoso para ciertos grupos mantener el racismo como estrategia que mantiene el estatus de los grupos no privilegiados en la base de la pirámide social que sustenta el estatus privilegiado de un grupo minoritario. En este sentido, un orden económico y social injusto relega constantemente a estos individuos a la base de la pirámide, donde heredan una situación laboral insegura. Es importante recordar que la base de esta pirámide está compuesta principalmente por mujeres negras, como resultado de la superposición de las categorías de subordinación: raza, clase y género.

Consciente de ello, la directora  de Educación Rural, Derechos Humanos y Diversidad desarrolla una amplia gama de proyectos y acciones capaces de minimizar los efectos de las desigualdades sociales, tales como:

  • la formación continua;
  • asociaciones con instituciones
  • ONG y sociedad civil;
  • la elaboración de materiales de orientación y proyectos de intervención en las escuelas
  • redacción, actualización y aplicación de la legislación asociada al ámbito de los Derechos Humanos
  • Esto incluye la legislación que tiene como destinatarios a todas las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Entre ellas, es importante destacar la situación de las niñas y las mujeres; de las poblaciones afrodescendientes, indígenas, rurales, empobrecidas, sin hogar, LGBTQIA+ y gitanos, así como de lxs refugiados, y de lxs niñxs y adolescentes en situación de atención institucional y de programación socioeducativa.

Actuamos para hacer frente a la violencia desde la perspectiva de la educación para la paz de forma inclusiva, diversa y libre de toda forma de opresión y discriminación.

Pensando en términos más amplios, ¿cómo cree que su trabajo y el campo de la educación contribuyen a la prevención del genocidio y las atrocidades masivas?

La gestión de las políticas públicas no es un campo separado de la realidad, por lo que se caracteriza por las disputas, los acuerdos y las negociaciones, que no siempre se ajustan a las directrices de los derechos humanos. La discontinuidad de las acciones y el cambio constante en la estrategia y el perfil de los responsables de las políticas públicas impactan negativamente en la implementación de acciones y proyectos. En este contexto, es necesario buscar alternativas que garanticen los derechos básicos de los grupos sociales marginados de forma continua, aunque estas alternativas no resuelvan completamente los problemas, sino que vayan encontrando soluciones. En este proceso, trabajamos por la concientización política y emancipadora a través de la educación como forma de enfrentarnos a la lógica del exterminio, que a veces adopta el propio Estado. El reto es enorme, sobre todo teniendo en cuenta el contexto actual, pero seguimos creyendo en la educación como camino de transformación social. Como nos ha enseñado el gran maestro Paulo Freire, ¡hay que tener esperanza!

En su opinión, ¿qué proyectos o acciones han tenido especial éxito a la hora de responder a los retos de los alumnos en zonas rurales en Brasil?

La modalidad de “Educación en el Campo” nació como un contrapunto al antiguo enfoque de “Educación Rural”. Es un intento de separar la noción de escolarización en el medio rural de los criterios puramente geográficos. Busca construir y fortalecer una noción de “educación en y desde el campo” que tenga en cuenta las especificidades, la cultura y la diversidad presentes en las zonas rurales.

Trabajamos para no reproducir la dicotomía “campo x ciudad”, en la que la ciudad se entiende como superior, más desarrollada y avanzada que el campo. En realidad, tenemos contextos sociales distintos que tienen demandas específicas debido a las peculiaridades de las poblaciones urbanas y rurales. Luchamos por garantizar las mismas condiciones y oportunidades para los estudiantes del campo que para los de la ciudad. Además, siempre tenemos en cuenta las particularidades de la población rural y, sobre todo, valoramos su forma de vida y su cultura.

 La principal estrategia para este reconocimiento y para el fortalecimiento de la modalidad es la elaboración, a través de la investigación-acción, del Inventario Histórico y Cultural Social de las Escuelas del Campo, alineado con el Proyecto Político y Pedagógico. Este es un paso importante para el establecimiento de vínculos, generando un sentimiento recíproco de pertenencia. La propuesta debe ser pensada a partir del papel del alumno y de la participación de otros segmentos de la comunidad escolar, respetando el campo como lugar de producción de vida, con formas particulares de organización socioeconómica y valorando la identidad cultural de la localidad. Se fundamenta en el principio de que es necesario conocer y comprender críticamente la realidad, para interpretarla y transformarla.

 ¿Qué acciones o políticas públicas podrían apoyar mejor las iniciativas para prevenir el racismo y otros tipos de discriminación en el sistema escolar brasileño?

La lucha contra el racismo depende de profundos debates y reflexiones sobre la función social de la escuela y el papel de la escolarización en el proceso de inclusión social. Para ello, es necesario identificar, como telón de fondo, una estructura social no sólo racista y basada en la eugenesia, sino también patriarcal, sexista y misógina. Una que hace que las mujeres afrodescendientes sean extremadamente vulnerables y blanco de diferentes formas de violencia. Este escenario nació durante el Brasil colonial, y se extendió durante el Imperio hasta la República y sigue vivo como un proyecto que sólo atiende a los intereses del sector más privilegiado.

 El resultado de esto es una sociedad extremadamente injusta y desigual. Como consecuencia de esto, el Estado debe garantizar políticas capaces de compensar esta historia de exclusión a los grupos tradicionalmente marginados, deshumanizados y subordinados a través de las llamadas medidas de “discriminación positiva”, como una forma de intentar salvaguardar las condiciones y oportunidades para todos a través de políticas de acción afirmativa. Estas acciones buscan promover el potencial de inclusión social, mitigando así las consecuencias de los procesos discriminatorios que forman parte de la sociedad brasileña. Con esto en mente, la escuela es un poderoso lugar para los cambios que esperamos ver en la sociedad.

¿En qué iniciativas de AIPG ha participado? ¿Cómo cree que el proyecto Ciudadanía y Democracia en la Escuela ha contribuido a la promoción de los derechos humanos y a la lucha contra la discriminación en las escuelas con las que ha colaborado?

El Instituto Auschwitz es una asociación importante para nosotros en el desarrollo de acciones relacionadas con el debate sobre los derechos humanos, la justicia social y la ciudadanía. Las discusiones en las acciones de formación llevadas a cabo por el Programa de Políticas Educativas Warren junto con la materialización de prácticas pedagógicas en las aulas complementan directamente los principios teóricos de nuestro plan de estudios. La principal experiencia de aprendizaje es la constatación de que es posible discutir temas complejos relativos a los derechos humanos mediante estrategias de enseñanza dinámicas e interesantes. Estas estrategias ayudan a los profesores a mantener la atención de los alumnos al mismo tiempo que promueven la reflexión y el compromiso político-social.  

 ¿Cómo cree que el proyecto Ciudadanía y Democracia desde la Escuela ha contribuido a la promoción de los derechos humanos y a la lucha contra la discriminación en las escuelas en las que ha trabajado y con las que ha colaborado?

El proyecto Ciudadanía y Democracia desde la Escuela permitió crear espacios de diálogo entre estudiantes y profesionales de la educación. Basado en un enfoque participativo, la propuesta inspira el desarrollo de puntos de vista críticos y evoca reflexiones capaces de deconstruir los discursos de odio que están presentes en un contexto de extrema polarización política. Temas como el racismo, el fascismo, la discriminación LGBTQIA+, el sexismo, la diversidad religiosa, entre otros, son tratados de forma interseccional a lo largo del proyecto.

En general, el curso ha sido muy bien recibido por los profesores y por los centros participantes. Iniciativas como ésta son cruciales para el fortalecimiento de una cultura de paz en las escuelas como estrategia para enfrentar todas las formas de violencia y la reproducción de prejuicios y estereotipos.